Cada vez estoy mas convencido de la influencia que tiene la mente en el corredor de fondo y, sobre todo, en el corredor de
maratones.
Es evidente que intervienen muchos factores a la hora de hacer un buen
maratón. No cabe duda que una buena preparación física es fundamental, además, intervienen otras variables para completar una buena o nuestra
maratón perfecta. El entrenamiento físico, la climatología, el descanso de la noche anterior, tener un buen día, el recorrido, el ambiente de público y la capacidad de sufrimiento (
mentalización).
¿Pero en que porcentaje influye cada uno de estos parámetros para que completemos un
maratón perfecto y que, pese al sufrimiento,
consigamos el objetivo que tenemos en nuestra mente?.
Todas estas variables tienen una importancia
considerable y se tienen que dar cada una de ellas en las mejores condiciones.
Nada podemos hacer sobre las variables
exógenas, aquellas que no dependen de nosotros, y nos tienen que venir dadas. Pero las que nosotros podemos controlar, las que debemos dominar, no siempre le prestamos la atención que necesitan cada una de esas variables.
Todos nos preparamos físicamente, hacemos series, largas distancias, recibimos masajes, cuidamos el peso.....
Pero ¿ y la mente? ¿preparamos nuestra mente para afrontar los 42.195
mts?. Normalmente nadie se preocupa de ello.
El
autoconvencimiento de que podemos hacer una marca determinada, tiene que venir por que los entrenamientos físicos nos van dando confianza. Así, las series o las tiradas largas nos van dando, sin pensar demasiado en ello, la capacidad mental suficiente de que podemos lograr nuestro objetivo.
Mi experiencia me lleva al
convencimiento que la preparación de nuestra mente es fundamental para el éxito en el
maratón.
Cuando corría mis primeras
maratones, siempre decía que la distancia estaba muy bien puesta
pues, hasta el km. 35 o 36 se llega con cierta dignidad y es, a partir de
ahí, donde realmente empieza el
maratón.
No obstante, cuanto más entreno, más me doy cuenta de que nuestra mente es la que nos domina en esos últimos kilómetros y es la que nos va puliendo poco a poco hasta el último metro, de tal manera que llegamos a meta y estamos convencidos de que no podríamos correr cien metros más. Pero ¿ y si el
maratón fuesen 43 o 44 km?, seguro que seguiríamos y acabaríamos igual que en los 42.195
mts.
Preparando un
maratón hicimos una serie de 10.000
mts., en pista, a un ritmo constante de 4'30" el km. Conforme nos acercábamos al final, más
exhaustos estábamos y la últimas vueltas a la pista se hicieron interminables. Diez días después
corrí una
media maratón, es decir 21 km. a ese mismo ritmo y terminé con las mismas sensaciones de cansancio y, en el km. 10, no sentí ningún estado de agotamiento como 10 días antes.
Preparando el
Maratón de
Hamburgo, participé en la Media
Maratón de
Pollensa dos semanas antes. Mi tiempo 1
hr.43'45". Acabé muerto, creía que no llegaba. Desde el Km. 16 empecé a sufrir más de lo que yo esperaba.
Dos semanas después corrí el
Maratón de
Hamburgo en 3
hr.33'. La media la pasé en 1
hr.44'20", es decir, apenas medio minuto más lento, y me quedaban todavía 21 km.
Más diré, un mes después de
Hamburgo, y tras un par de semanas de descanso y suaves
entrenos, corrí la Media
Maratón de
Manacor y, sufriendo de nuevo, la acabé en 1
hr. 46', más lento que la media del
maratón de
Hamburgo.
En definitiva, estoy convencido que la psicología, la
mentalización y el
convencimiento de lo que se va a hacer, dan al corredor de
maratón la suficiente capacidad de sufrimiento para cumplir el objetivo. En los últimos km. hay que saber aguantar los malos pensamientos que nos vienen a la mente, hay que luchar contra esos pensamientos, que a todos nos vienen y ahuyentar el
cansancio y pensar siempre
positivamente.
Yo, cuando llega el "
tío del mazo" para estimularme, pienso que me quedan 30 minutos de sufrimiento y unas semanas de gloria, si consigo el objetivo. Si no, me quedarán 40 0 50 minutos de sufrimiento y un mal sabor de boca. Miro al resto de corredores que van como yo o peor, intento mantener el ritmo y voy adelantando a gente, los cuento, eso me anima.
Desde que empiezo el
maratón me voy poniendo metas de tiempo, cada 5 km. después la media, después el km. 30. Cuando llego al km. 36, que es mi penúltima meta psicológica, mentalizo el entreno de los domingos y me veo en las tablas, en Can Pastilla. Ya sólo me queda
regrasar, y mantengo mi mente haciendo un recorrido mental Can Pastilla -
Portixol. Ya estoy en el Puro
Beach, ya en Es
Carnatge, ya llego a la
pizería de Cala Gamba, luego el chiringuito de Ciudad Jardín y por fin veo la gaviota de el Molinar, así, sin apartar la mente de ese recorrido, casi no veo al público, sigo concentrado en mis pensamientos, sufriendo y por
fin paso la línea de meta, roto, agotado,
exhausto, contento,
amocionado, y pensando, ya van .....
maratones, ahora descanso
merecido,
relax, vacaciones y ............ a pensar en el siguiente.